¡Sí al cambiador en el baño de hombres!

¿Qué padre no ha experimentado nunca la situación de tener que cambiar a su hijo lejos de la comodidad y la seguridad de su hogar? En estas situaciones, los aseos públicos suelen estar equipados para cambiar los pañales de los niños gracias a los cambiadores... pero sólo para las mujeres. ¿Y los hombres? ¿No tienen también derecho a cuidar de sus hijos? Muchos padres señalan esto con el dedo.

El movimiento #SquatForChange

Fue en octubre de 2018 cuando apareció en las redes sociales el movimiento #SquatForChange. Donte Palmer, un joven padre californiano, fue a un restaurante con su mujer y sus dos hijos de 1 y 7 años. Durante la noche, tuvo que cambiar el pañal de su hijo menor, pero el restaurante no estaba equipado para hacerlo. Decidió compartir este momento en Instagram para denunciar esta situación, creando el hashtag "SquatForChange" (Ocupar para el cambio).

A esto le siguieron múltiples fotos de hombres que tuvieron que cambiar a sus hijos en las mismas condiciones que Donte Palmer. Un movimiento que representa el descontento de los padres, hermanos mayores, tíos y todos los hombres que tienen que cambiar a sus hijos en condiciones incómodas y peligrosas.

Hacia el fin del sexismo en nuestra sociedad

Empiezan a surgir algunas acciones para luchar contra este sexismo. En el Estado de Nueva York, una primera ley, en vigor desde el 1 de enero, exige que los cambiadores sean accesibles para los hombres. Un buen comienzo en la lucha contra el sexismo en nuestra sociedad. Sin embargo, esta nueva ley sólo se aplica a los edificios nuevos y a los que se están renovando los aseos públicos.

Esta ley complementa la Ley de Bebés de Barack Obama, que en 2016 obligó a todos los estados a disponer de cambiadores accesibles para los hombres en los edificios federales.

Otro ejemplo viene directamente de Canadá, donde la cadena de restaurantes Tim Hortons ha decidido equipar todos sus nuevos restaurantes con cambiadores en los aseos de hombres.

¿Qué pasa con Francia?

La observación es la misma. Muy pocos establecimientos públicos ofrecen el equipamiento adecuado para atender a los niños en los aseos de hombres. No espere a que una ley obligue a que los cambiadores sean accesibles para los hombres. Ya sea un restaurante, un hotel o cualquier otra comunidad, equipe los aseos de hombres de su establecimiento con cambiadores. Este es el primer paso para acabar con el sexismo.

No sólo mostrará a sus clientes que lucha por una causa importante, sino que también ofrecerá comodidad y seguridad a muchas familias con niños pequeños. Son criterios esenciales para este tipo de clientes. Apreciarán la atención que les presta y estarán encantados de volver a su establecimiento. No dudarán en hablar a sus amigos en la misma situación sobre su acogida. Así se beneficiará del boca a boca positivo y de la buena reputación entre los clientes familiares.

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